Hoy cocinamos rebozuelos
o chantarelas, unas setas con un agradable sabor y carne muy apretada que
podemos utilizar para consumir solas, en guisos o como parte de la guarnición
de múltiples platos. Posee un dulzor muy agradable.
La versatilidad
de esta seta la hace partícipe incluso de licores (dejándola macerar en orujo o
anís) y también se utiliza para obtener un pigmento amarillo (canthaxantina).
INGREDIENTES
125 gr. de
rebozuelos.
1 diente de ajo.
Aceite de oliva
virgen extra.
Sal.
Perejil.
Pimienta negra.
Germinado de
cebolleta.
PREPARACIÓN
Comenzaremos por limpiar muy bien y con mucho cuidado los
rebozuelos. Estas setas suelen tener bastante tierra y conviene ser
extremadamente incisivos en su limpieza, evitaremos estropear cualquier
preparación en la que se utilicen.
Picamos el ajo. En una plancha o sartén, con dos cucharadas de AOVE,
freímos ligeramente el ajo picado.
Salpimentamos las setas.
Picamos muy finamente el perejil.
Antes de que el ajo comience a dorarse añadimos los rebozuelos a la
sartén. Como os he comentado la carne de esta seta es bastante fibrosa por lo
cual el punto de cocción lo decidiréis vosotros. Se pueden consumir incluso
crudas. Yo, personalmente, prefiero que estén poco tiempo en el fuego, de esta
manera se aprecia más su textura y su delicado sabor. Probar y decidir.
Antes de sacar de la plancha espolvoreamos con el perejil, mezclamos
y servimos rápidamente.
La presentación que os propongo la utilicé también como guarnición
en un guiso de ciervo. El colorido resultante de combinar los rebozuelos con el
germinado resalta en cualquier emplatado que realicéis.
Listo. Un vino blanco fresco D.O. Rueda será el acompañante ideal
para estas setas tan sabrosas.
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